12 enero 2006

Bodorrio

El primer concierto (y bautismo de fuego por mi parte), fue en la boda de una compañera de la banda. La ocasión era única, por cuanto tuve la oportunidad de ver una boda finesa. En un principio no iba a tocar, ya que no me sabía las canciones, pero como no puestero pegas, pues me lancé.
A continuación, un papel que contenía el menú, y tal...



La boda se celebró en medio de un campo, en el cual había una casa para celebraciones. En ella había un pequeño escenario en donde tocamos. No éramos muchos es día, pero tampoco sonó mal. Yo me sorprendí; Di más de lo que pensaba que iba a dar.



¿Lo mejor de la boda? La comida. En uno de los descansos nos invitaron a pasar al salón continuo dónde estaba la comida -en una especie de buffet- y arrasar con lo que quedaba, que era mucho. Entre las cosas que probé (todo muy bueno) estaba el mejor salmón ahumado que recuerdo en mucho tiempo.



De todas las formas, la mejor definición de la boda me la dio un compañero de vuelta, cuando me llevaba a casa en el coche; “¡Vaya aburrimiento de boda!” En efecto, en la boda -no sé por qué- no había bebidas. Se ve que los fineses sin alcohol no saben divertirse. Todo el mundo hablaba en susurros. Parecía que aún estaban en la iglesia. Y cuando hablaban, o hacían juegos, o cualquier cosa, parecía más un duelo que una boda.

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